Reflexiones sobre el conocimiento

19.12.09

Si no embellecemos la rutina cotidiana con un resplandor de ensueño y de poesía; si sólo vemos lo feo y lo malo de la existencia; si nos encerramos en un circuito oscuro cada día, clausurando nuestra imaginación creadora y sometiéndonos voluntariamente a lo mediocre, frívolo, vulgar, intrascendente; si no le permitimos al espíritu alcanzar espacios superiores, explorando y disfrutando de la inconmensurable riqueza que brinda el conocimiento, a través del estudio, el descubrimiento de fuentes del saber, la ampliación de los límites de nuestro horizonte cultural; si sólo vivimos encerrados en el estrecho y oscuro cuarto de nuestra ignorancia y no sentimos inquietud alguna por salir de él y sorprendernos con los incontables caminos -vírgenes de nuestros pasos- que conducen a la maravillosa aventura de los altos ideales y las luminosas existencias; si así somos y así sentimos, entonces habremos hecho de nuestra vida un fugaz estremecimiento en el infinito, sin esplendor, sin goces espirituales profundos.
FUENTE: CANÉ, Cora.”Clarín porteño”. En: Clarín, Buenos Aires, 20/ 02/08, p. 64.

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